Una de las quejas más habituales que el líder de equipo suele formular, es la falta de proactividad de su equipo de colaboradores. Es normal escuchar frases como: “En las reuniones sólo hablo yo: no hay manera de que participen”, “siempre vienen con problemas, pocas veces con soluciones”, “no sé porqué, pero no aportan ideas”…

Un «milagroso»curso de proactividad no es la solución

Ante esta situación, es habitual solicitar un “milagroso” curso de proactividad que incentive la aportación de ideas e incremente el compromiso de los empleados. Sin embargo, en mi opinión, ésta no es la mejor de las soluciones, porque:

1º Un curso nunca suele ser la panacea: Si tú, en tu día a día, no has logrado que los colaboradores sean proactivos, difícilmente, una formación podrá hacerlo (y esto no quiere decir que no necesiten unos conocimientos básicos de técnicas para fomentar la creatividad o herramientas para la toma de decisiones); y,

Tú eres el motor del cambio que quieres

2º En mi opinión, cualquier cambio que se pretenda en la totalidad del equipo, primero, debe trabajarse contigo: Tú eres el motor del cambio.

Pregúntate «¿Qué puedo hacer diferente para promover la proactividad de mis empleados?»

Por ello, en este caso, la primera de las preguntas que, como líder, deberías formularte es “¿Qué hago para promover la proactividad de mis empleados?” o lo que es lo mismo “¿Qué puedo hacer diferente para que mi equipo aporte ideas?”.

Los propios líderes frenan la proactividad: Errores más comunes

Veo que, la mayoría de veces sois los propios líderes quienes frenáis esta proactividad. Por ello, la solución pasa por detectar tres de los principales errores que estáis cometiendo y ver sus posibles vías de solución.

1er Error: No dar autonomía

Uno de los principales obstáculos de la proactividad es la falta de autonomía por parte de los empleados. Muchos se quejan, y no sin razón, de no saber exactamente qué se espera de ellos, mientras que, por otra parte, el líder se queja de su falta de proactividad.

Comenta K. Blanchard en su libro “Liderazgo al más alto nivel” que los líderes saben qué quieren que hagan sus colaboradores, pero no se molestan en comunicarlo (y, menos, todavía, en consensuarlo con ellos).

Si quieres liderar empleados autónomos, comprometidos y proactivos, lo primero que debes hacer es consensuar con ellos sus objetivos de desempeño.

2º Error: No permitir errores y buscar culpables cuando éstos se cometen

En entornos muy exigentes, en que el error es castigado es difícil que la proactividad se dé de manera natural. Todo el mundo anda preocupado por “salvar su silla”, por no mostrar ante los demás sus puntos débiles. Existe una falta absoluta de confianza entre los miembros.

P. Lencioni en su libro “Las cinco disfunciones del equipo” afirma que la confianza entre los miembros es la base para que los colaboradores puedan abrirse a debates, proponer nuevas ideas y ser proactivos.

Para que esta confianza pueda construirse, tú debes ser el primero en admitir tus errores, pedir ayuda y disculparte, así como mostrarte abierto y promover el feedback entre todos los miembros, incluyéndote, primero, ti mismo.

3er Error: Sólo convocar reuniones informativas

Muchos líderes os quejáis de vuestro papel en las reuniones: Sólo habláis vosotros.

La causa principal de que vuestras reuniones se conviertan en monólogos es que son esencialmente informativas.

El objetivo de la reunión es únicamente presentar una información sobre la que, como mucho, los participantes opinan. En ningún caso, se decide en la reunión el rumbo a tomar, todo está decidido ya, o sino, lo acabas decidiendo tú.

Ante esta tesitura, lo normal es que los colaboradores acaben no participando, y no porque no les interese el tema, sino porque ven que su opinión (si tiene cabida en la reunión) tampoco es tomada en consideración a la hora de tomar la decisión final.

En estos casos, modifica el tipo de reuniones, incluyendo, cada vez más, reuniones decisorias (en lugar de informativas), en la que la voz de todos los colaboradores sea tomada en consideración para acordar una decisión final.

En conclusión, si tus empleados tienen claro qué se espera de ellos, se sienten seguros para exponer sus ideas (y mostrar sus áreas de mejora) y encuentran espacios donde poder expresar sus opiniones y participar en la toma de decisiones (reuniones decisorias) su proactividad aparecerá como por arte de magia.

La proactividad aparece por arte de magia cuando colaboradores conocen sus objetivos, se sienten seguros y tienen espacios donde expresarse.

Y, tú como líder, si falta proactividad en tu equipo ¿Sabes qué errores puedes estar cometiendo?