Seguramente te contestarás “Claro que sé escuchar realmente: Llevo toda mi vida”. Pero, si empiezas a profundizar la calidad de tu escucha, te darás cuenta que la mayoría de veces no prestas toda la atención a la persona que te está hablando, tratando de entender su punto de vista y sentimientos. Y es esa atención total a la persona, sin juicios, sin interrupciones a la que llamo escucha real o activa (éste último, término muy utilizado en coaching). Es este tipo de escucha el que permite conocer la parte invisible del iceberg de la que hablamos en el post anterior, así como generar confianza con las personas.

Y te preguntarás ¿cómo puedo conseguir escuchar activamente?

Te doy algunos trucos para mejorar tu escucha:

–       Evita distracciones externa (por favor, silencia el teléfono) e internas (aparta de tu mente pensamientos, juicios y preocupaciones).

–       Mira siempre a tu interlocutor a los ojos. Date cuenta como cuando quieres que te escuchen, también estás pidiendo que te miren. Y, sino recuerda la última vez que estabas explicando algo a tu pareja y andaba mirando el móvil o el fútbol y te decía el “si te estoy escuchando …”).

–       Asiente con la cabeza.

–       Reformula lo que dice.

–       Clarifica aquello que no entiendas.

–       Fíjate en el lenguaje no verbal.

Los errores más comunes que debes evitar son:

–       Interrumpir a la persona.

–       Hablar más tú que escuchar.

–       Pensar lo que vas a responder, en lugar de centrarte en lo que dice la persona.

–       Dirigir la conversación hacia tu interés.

–       Dar lecciones, aconsejar, enjuiciar, presuponer.

Te animo a que cada vez que mantengas una conversación, intentes evaluar la calidad con la que has escuchado, viendo si has aplicado o no estos trucos, estoy segura que te sorprenderá lo que descubres, y también evitarás situaciones tan comprometidas como las del siguiente vídeo …